Un Artículo de Federico Thumm
Generalmente cuando se habla de emprendimiento se habla de ser factor cambio, es decir, que los emprendedores o los líderes de algunos emprendimientos generan un impacto positivo para nuestro planeta y para nuestra sociedad.
Por otra parte, en estos últimos años ya se comienza a integrar mucho más el concepto de emprendimientos de innovación social, cuyo principal objetivo es generar el impacto antes mencionado en la sociedad de una localidad, una ciudad o un país; principalmente buscando favorecer comunidades, por lo que la utilidad económica pasa a un segundo plano debido a que estos emprendimientos se conciben desde la empatía y la conciencia social.
Pero ¿qué es la conciencia social? ¿qué es la empatía? Cuando hablamos de empatía generalmente nos referimos a ponernos en el lugar del otro y cuando hablamos de conciencia social nos referimos a pensar en los demás, ambos conceptos generales acertados, pero la pregunta es ¿de donde viene todo esto en términos biológicos?
Biológicamente como seres humanos somos seres sociales, de ahí se desprende todo nuestro comportamiento y habilidades sociales. Los seres humanos, así como otros seres vivos adaptaron habilidades sociales como un mecanismo adaptativo en el proceso evolutivo, es decir, principalmente para sobrevivir, al estar agrupados existían mayor probabilidad de defenderse ante una posible amenaza, pero eso no fue lo único que ocurrió, de ahí se desprenden emociones que nos permiten agruparnos como el amor, fundamental en la amistad, la relación de pareja y el cuidado de los hijos.
Pero los seres humanos no fuimos los únicos seres vivos en utilizar este mecanismo adaptativo, en este proceso los perros evolucionan de los lobos, quienes al ver en el hombre una amenaza buscaron una nueva estrategia para ganarse al hombre, “el amor”, del cual podían obtener mayores beneficios, creando otro tipo de relación mediante un vínculo emocional y afectivo.
Actualmente son los vínculos afectivos lo que principalmente nos permite agruparnos con otros, aunque hay situaciones como el trabajo donde no se eligen dichos grupos, pero los lazos emocionales igualmente se crean desde una relación cotidiana con quienes nos agrupamos por un mismo objetivo, de la misma manera en la prehistoria nos agrupábamos en tribus para protegernos y alimentarnos, de ahí el buscar semejantes para protegernos y crear descendencia, por lo mismo buscábamos visualmente características que nos hablaran de buena genética en los demás de la tribu, nuestro cerebro desarrolló habilidades para generar dicho reconocimiento, así como también para relacionarnos con ellos y mantener una armonía en esa relación.
Biológicamente todos tenemos un comportamiento hacia los demás que se desprende de las llamadas “Neuronas Espejo” vitales en el proceso de empatía, dicha red neuronal permite reconocer estímulos de otro y activar respuestas similares en nuestro organismo, como por ejemplo cuando alguien sonríe y yo sonrío, o cuando alguien bosteza y uno bosteza, hasta crear el gesto de la boca cuando uno le da de comer a un bebé, todas estas y otras acciones se desprenden de esta red.
La relevancia de conocer nuestro comportamiento de agrupación evolutiva y reconocimiento de las neuronas espejo son vitales para ser mas conscientes de quienes somos y nuestro comportamiento con otros, porque actos tan sencillos como mantener una actitud alegre permitirá alegrar a otros por esta función cerebral, así también como poner atención en el estado emocional del otro antes de actuar de manera reactiva hacia ellos, tal como señala desde la biología del amor Humberto Maturana “aceptar al otro como un legítimo otro en convivencia con uno”, es la forma en que deberíamos entender la empatía, y desde ella, como hoy toma cada vez mas fuerza, crear emprendimientos de innovación social que son efectivamente un factor de cambio para nuestra sociedad.
Y actualmente, en estos tiempos de pandemia, se hace más importante aún llevar a la práctica todos estos conceptos y aplicarnos en nuestro día a día, donde muchos están conviviendo con muchas personas en espacios pequeños, otros solos y con poco contacto social, otros teniendo que ir a trabajar normalmente y con todos los riesgos que eso conlleva, otros han perdido sus trabajos y tantas situaciones más difíciles y desconocidas por la mayoría, esto mismo es lo que de manera inconsciente nos pone más reactivos muchas veces, ya que al ser esto diferente el cerebro lo reconoce como una situación de amenaza, eso estimula la producción de cortisol y con ello todos sus efectos, y al que debiéramos prestar más atención es que disminuye nuestro sistema inmune.
Así es, al ser esta situación nueva eso genera incertidumbre, esa incertidumbre genera miedo, el miedo genera estrés, el estrés libera cortisol y el cortisol disminuye o suprime automáticamente nuestro sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables a cualquier enfermedad, precisamente por lo mismo lo más importante es mantener la calma, realizar actividades estimulantes, placenteras y alegres, así como también ser empáticos y ver la forma de compartir alegremente con quienes más podamos, ya que ello activa nuestra neuroquímica que mejora y fortalece el sistema inmune como lo son la dopamina, oxitocina y serotonina, actividades como conversar, reír, meditar o hacer ejercicios contribuyen positivamente en ello y por otro lado evitar ver noticieros o conversar de noticias alarmantes o negativas q generar precisamente lo contrario.
Por ello la invitación y mayor consejo es a ser empáticos y estimular actividades que nos mantengan alegres y tranquilos mientras transitamos esta situación de la mejor manera posible, ya que estando tranquilos y alegres nosotros, a través de nuestras neuronas espejo, contagiamos positivamente en la misma sintonía a las personas con quienes compartimos, lo más importante de mantener firme en este tiempo es estar tranquilos, alegres, en armonía y vibrar en amor.
Federico Thumm Bock
Neurodiseñador de Experiencias
HappyLab Chile
@thumm
@happylaboficial
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