Seguramente si te digo: “para amar a otro primero debes amarte a ti mismo” te sonará muy familiar, esto es porque de alguna manera, estas palabras han transitado por distintas épocas y culturas como un consejo popular. Y aunque todos somos muy conscientes de lo beneficioso que puede llegar a ser querernos realmente, es muy difícil lograrlo si no hay un trabajo personal previo donde se revise no sólo la propia biografía si no también los modelos en los que nos hemos basado para aprender a vincularnos afectivamente.
Este viaje hacia la búsqueda del amor propio no es tarea fácil, porque para conseguirlo debemos predisponernos a trabajar en conocernos muy bien. Una parte de ese conocimiento viene de poder mirar hacia nuestro pasado y tomar de él los aprendizajes de nuestra experiencia de vida y junto con eso trabajar en la aceptación de nuestra propia historia. Otro aspecto importante a considerar, tiene que ver con nuestra capacidad de observar y estar receptivos a cómo otras personas experimentan sentimientos tales como el amor, la indiferencia, el odio, etc, ya que esta habilidad de ver cómo se comportan los demás en lo afectivo, abre nuestra mente más allá de lo que inicialmente aprendimos sobre sentimientos desde nuestros modelos a seguir, y es hasta ahí que entendemos que hay tantas formas experimentarlos como vinculaciones afectivas existen.
Lograr amarnos de manera realista y sana con todo lo que somos y aprendemos, es un requisito fundamental para una buena salud tanto física como mental, y el mejor camino para comunicar afecto a quienes queremos.
Ps. Romina Maroli
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